Ida y vuelta

lunes, mayo 01, 2006

Los buses de Marrakech

Posiblemente si no conociera bien las idas y venidas de los autobuses de la EMT y de los interurbanos, calificaría las aglomeraciones frente a las puertas de los viejos mastodontes que hacen su ruta por Marrakech como propias de un país en desarrollo. Pero las marquesinas de la ciudad ocre son mucho más bonitas, te llegan a hacer agradable la espera, verdes y sobrias pero amplias y con los arcos típicos de la cultura islámica. Es ya tarde y el sol, a punto de desaparecer por entre los edificios más altos que rodean la Medina, colorea el cielo de las tonalidades de sus fachadas, de color salmón, un salmón terroso. 3 dirham el viaje y pasamos dentro.

En el interior, el autobús es un festival de ruidos, de crujidos que denotan la edad de estos vehículos, con varias décadas a sus espaldas y su encanto de diseño antiguo, vintage, que dicen. El timbre de "parada solicitada" no funciona, la gente tiene que golpear con la palma de la mano cerca de la puerta de salida para hacer saber al conductor, entre toda la maraña de ruidos del bus y de conversaciones de la gente, que se quiere bajar. A veces se detiene en una marquesina, a veces en plena calle sin verse ninguna señal de parada de bus, en ocasiones incluso en medio de una rotonda. Típico del caos de Marrakech: no sabes ni dónde ni cuándo tienes que cruzar las calles, ni dónde ni cuándo se para el bus o el taxi. Pero pronto se aprenden las reglas del juego urbano, no tan diferentes de las nuestras de lo que pueda parecer a simple vista.

Nuestro viaje se acaba. Unos golpes bien dados en algún lugar hueco, el conductor frena en una esquina despejada y comenzamos a bajar. Salimos de todos los rincones del vehículo, abriéndonos paso ante la gente, en la semioscuridad, pues la luz verdosa de su interior es insuficiente, una luz fría que encaja perfectamente en el apagado cielo del crepúsculo donde se pierde tras reanudar el conductor la marcha. El festival de ruidos y vida se aleja, con esfuerzo de vehículo viejo pero con seguridad, por las anchas calles de esta ciudad caótica y calma.

7 Comments:

  • Lamento comunicarte, que según lo que dice todo el mundo y que yo desgraciadamente no puedo decir, cuando le coges afición a estos países, ésta te persigue para el resto de tu vida.

    By Anonymous Anónimo, at 11:26 p. m.  

  • Conozco otros caos urbanos-o ciudades con organización no aparente,que también se pueden llamar-como Estambul o Tunez-y siempre se repite esa sensación tan adictiva de que cualquier cosa puede pasar en el momento y lugar menos esperado.Engancha,sin duda...yo quiero volver...

    By Blogger Ángel, at 10:56 p. m.  

  • Mmmm... creo que me ha llegado una brisita de aire cálido...

    By Anonymous Anónimo, at 8:53 p. m.  

  • Sí, y a mi se me ha metido arena en el ojo...jeje

    By Blogger Imogen, at 9:28 p. m.  

  • ¡Qué envidia! Pero te díré que lo de parar en un sitio sin señalizar también lo hace el bus que va de Madrid a Toledo. Bueno, y todos los que van por pueblos.

    By Anonymous Anónimo, at 11:38 p. m.  

  • Marcos, si algo nos enseño El hombre que sabía demasiado, aparte de que Doris Day era estupida, es que en cualquier autobus puede haber un francés malvado que te confunda con unos golpistas julays y que sea asesinado delante tuya, y al rescatarle, te manches las manos de marrón, y entonces aparezca un gamusino y... un momento, ¿ De qué estaba hablando ?

    By Anonymous Anónimo, at 5:27 p. m.  

  • Buf, has descrito lo que significa una pesadilla de autobús para mí...

    By Anonymous Anónimo, at 1:06 p. m.  

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