Ida y vuelta

lunes, octubre 17, 2005

Webern, la pareja y la coherencia interna

En el último número de la Revista de Occidente, el semiólogo Paolo Fabbri hablaba de las semejanzas del jazz con el lenguaje: no en el sentido de literalidad, sino en el de la construcción de un discurso improvisado y con coherencia interna. En resumen, un proceso autoorganizativo: nadie le tiene que decir a los músicos cuándo terminar con la jam session. Te puedes ir por los derroteros que quieras, siempre y cuando guarde esa coherencia interna de la conversación.

La pareja a la que me he acercado hoy no hablaba muy alto. Empecé a escucharlos cuando dialogaban sobre turismo y viajes, Nueva York, las Pirámides, Portugal, la manera de visitar los lugares. La conversación a veces se perdía entre el ruido del motor, las vibraciones, los movimientos. Cuando pude recoger el testigo, estaba en boca de ellos un amigo común, que había nacido en Bilbao. Poco después pude oír trozos de la historia de otro amigo, que al volver al pueblo donde había nacido, la primera persona que se encontró le dio un abrazo. En el escaso camino que todavía le quedaba por recorrer al bus mi oído pudo captar algún que otro hilo de la conversación que, como el Guadiana, aparecía tan pronto como volvía a desaparecer.

Anton Webern, compositor clásico pionero de la atonalidad, hizo este comentario (crítico) sobre la modulación (es decir, el paso de una tonalidad a otra dentro de una misma pieza musical): "Me voy a una habitación a clavar un clavo, pero cambio de idea a medio camino, salgo de casa, subo al tranvía, me apeo en una estación de ferrocarril, tomo un tren y, al fin, llego a... ¡América! He aquí lo que es la modulación".

4 Comments:

  • Viva John Coltrane!!!

    By Blogger Adriano Galante, at 5:37 p. m.  

  • Después de tu fantástico relato del hombre de familia erotómano surge tu faceta caótica-coherente.

    También es interesante...

    By Anonymous Anónimo, at 8:53 p. m.  

  • Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    By Anonymous Anónimo, at 12:43 p. m.  

  • No es por criticar a Webern...pero no estoy de acuerdo con esa crítica.Sobre todo porque si estoy haciendo algo de lo que disfruto-dígase jazz-me importa disfrutar del camino,sin importarme mucho si acabo en américa o en Vitigudino...

    ¡Viva la imaginación!

    By Blogger Ángel, at 11:03 p. m.  

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