Ida y vuelta

lunes, agosto 29, 2005

Vida

Me siento. Delante de mí se colocan dos hombres negros que charlan sobre las vicisitudes de la vida en algún idioma incomprensible. Suben cinco, diez adolescentes y buscan sitio en los asientos delanteros. Vienen de patinar y planean hacer lo mismo cuando lleguen a su destino. Mientras tanto, ríen: afortunadamente no son conscientes de ello, pero seguro que este día lo recordarán mucho tiempo después con una sonrisa. Unas paradas más adelante se suben dos chicas y se sientan a mi lado, de forma que puedo oír su conversación. Hablan de viajes. Una de ellas acaba de llegar de Barcelona, y las dos están de acuerdo en que es una ciudad preciosa. La otra dice que el jueves regresó a su casa y poco después salió para Madrid a pasear de noche por sus calles. La amiga saca una especie de diario donde hay anotaciones y dibujos a lápiz de su aventura, y va contando: "esto es la vista desde el balcón de la casa, aquí a lo lejos se ve un bosque, y esto es la luna llena, porque nos pilló todo el viaje con luna llena".

Mi parada. Interrumpo la conversación de las chicas para que me dejen salir, y ya en la acera saco la i-pod, me pongo los auriculares y empiezan a sonar Kroke, un trío polaco de música klezmer. Y de camino a casa pienso en cómo se nota que hoy es domingo.

viernes, agosto 26, 2005

Faces

Hace dos días había sentada una chica con cara de preocupación. Estaba seria. Tenía las cejas ligeramente elevadas y presionando el entrecejo, como suelen tenerlas las personas preocupadas. Estuvo así hasta que se levantó y se fue, simplemente. Ni siquiera miraba de un lado para otro: sólo se quedó así, como algo más, como si se le hubiera imprimido en la cara, y la llevaba como algo normal.

Hoy por la mañana, nada más subir había un viejo en el asiento delantero que me miraba de manera agresiva. Boca abierta enseñando dientes, ceño fruncido, sin parpadear. Pasé por delante de él pero no cambió su cara. Parecía salido de un museo de cera. Más tarde le vi marcharse, pero afortunadamente ya no tenía la boca abierta y su ceño parecía haberse tomado un descanso.

Esta noche había un tipo merodeando por la explanada al lado de la parada del autobús. No se puede decir que iba harapiento, pero su aspecto destacaba sobre el resto de gente, y un pendiente en su oreja reflejaba la luz de las farolas. Paró a una mujer, que sacó el monedero y le dio unas monedas. La típica excusa de no tener para el autobús. Llegó uno con dirección Alcalá Universidad. El tipo se dio cuenta, tomó el dinero que le ofreció la mujer y se fue corriendo a subirse en él.

No sé por qué, he asociado estas tres cosas en mi cabeza.

miércoles, agosto 17, 2005

Mensaje

Una chica sudamericana se ha subido al autobús antes que yo. Llevaba un polo marrón que tenía escrito en la espala: "Encuentro con DIOS. Pregúntame cómo". No había ningún atisbo de ironía. Ninguno.

Hay gente "muy española" que se quejará de la inmigración, pero en diciembre pasado asistí a una misa y había una mayoría de sudamericanos y polacos. ¿Las religiones, y el cristianismo-catolicismo en particular, le deben su pervivencia a la inmigración? ¿Se renovará la Iglesia con un estilo americano (tanto del norte como del sur) gracias a estos nuevos aires, o seguirá siendo la misma del "una, grande y libre"?

lunes, agosto 15, 2005

A new kind of pijo

Pelo medio largo bien alisado, con un flequillo que se tiene que ir apartando cada dos minutos. Camiseta azul cielo. Pantalones cortos anchos, de esos de "enseñar calzoncillo", con un cinturón que imita las imitaciones de los mercadillos hippies. Boca abierta. Montones de pulseras en las muñecas, en dos variantes: conchitas y caucho de colores. Medio recostado sobre su asiento, sobresalen hacia el pasillo unas alpargatas gastadas, cuyo azul combina con el azul (cielo) de la camiseta. Mira alrededor como si nunca hubiera visto un autobús.

Quién sabe si juzgará a las personas por su apariencia.

domingo, agosto 14, 2005

Interrupción: BCN BSO

Ésta fue la banda sonora de mis dieciséis horas de autobús entre Madrid y Barcelona (por supuesto, ida y vuelta) la semana pasada:
  • Interpol: Antics
  • Franz Ferdinand: Franz Ferdinand
  • Magazine: Real life
  • Jesus & Mary Chain: Psychocandy
  • Kitaro: The Best of
  • Belle & Sebastian: If you're feeling sinister
  • Mercromina: Bingo
  • The Arcade Fire: Funeral
  • Tokyo Sex Destruction: Le Red Soul Comunnitte
  • Madness: One step beyond

Y cuando estaba escuchando a estos últimos la batería de mi i-pod se gastó...

También hay que añadir alguna canción que otra de My bloody Valentine, Antony & the Johnsons, The Divine Comedy...

viernes, agosto 12, 2005

La diferencia entre publicidad y realidad

Un hombre detrás de mí, hablando por el móvil:

- Hola, sí, soy (dice su nombre), tengo 20 euros en la cuenta y... (da su número de teléfono) sí, y yo no hablo por el teléfono, como mucho serían 10 euros... (da su DNI) yo tengo el programa de "habla cien minutos y paga uno" y estoy asombrado porque yo no he hablado... yo soy el único que tiene desvío de llamadas, toda mi familia tiene Movistar... ya le he dicho que tengo el programa de hablar cien minutos y pagar uno... yo le entiendo, pero al final el que sale perdiendo soy yo... sí, tengo la factura y les digo que yo no he llamado a esos números, pero pueden decir que no me creen y... ya, pero de qué me sirve a mí la factura si ustedes no me creen... mire, yo la entiendo porque también trabajo de cara al público... pero yo salgo perdiendo... y estoy asombrado porque no he hecho llamadas apenas por el móvil, y tengo el programa éste de los cien minutos... bien... lo entiendo, gracias.

miércoles, agosto 03, 2005

Sueños... y confusiones

Supongo que habrá tíos que esperan toda su vida ver algo como lo que he visto hoy esperando el bus para Torrejón. Dos chicas de bastante buen ver dándose el lote. El imaginario popular siempre se imagina a las lesbianas como mujeres masculinas, pelo corto y ropa de tío: pantalones vaqueros de tío y camiseta ancha. Reconozco que todas las lesbianas que he visto iban así (además de tener cara de mala hostia). Pero estas dos chicas no. Una rubia y otra morena, pelo largo, delgadas y con pantalones de chica.

Sin embargo, esto no ha sido lo primero que he pensado. En lo primero que he pensado ha sido una anécdota que me contó un amigo gay. Pertenece a una asociación de gays y lesbianas, y un día (hace unos cuantos años) nos llevó a una amiga y a mí al bar de uno de ellos, y nos presentó a la gente. Curiosamente, los chicos tenían todos más de 20 años, pero las chicas no llegaban a los quince. Un año después, mi amigo me contó que todas ellas se habían echado novio. No sé si a esas edades uno no sabe muy bien lo que quiere, lo que le gusta, o simplemente le apetece probar. O a lo mejor es confusión, pura confusión potenciada por el ambiente, un ambiente que parece obligar al sexo en muchas ocasiones (sobre todo en publicidad), a hacerlo todo y hacerlo ya, al blanco o el negro. Estas dos chicas tendrían como mucho 17 o 18 años, estaban más crecidas y seguro que ya saben lo que quieren.

Pero cuando una ha subido al autobús, la otra simplemente se ha quedado esperando el suyo, sin echar una última mirada a su pareja. Y entonces ha venido a mi cabeza aquello.

Joder

Entre este post y el anterior debería haber otro que, no sé por qué, desapareció cuando intenté editar el de abajo. No era una mala anécdota, sin embargo. Pero no me apetece volver a escribir la parrafada. Ha perdido su frescura.